Primero
por eficiencia se puede entender como la relación entre lo que una entidad
brinda en relación a lo que consume para lograrlo.
Ejemplos:
Eficiencia de...
Un
goleador. La cantidad de goles que mete respecto de las situaciones de gol que
tiene.
Un
motor de auto. La cantidad de kilómetros que puede recorrer respecto a la nafta
que consume.
Una
organización. La cantidad de servicios que brinda en relación a los ingresos
que tiene o lo que cobra.
¿Que eficiencia puede tener una empresa con trabajadores como Homero? |
En
nuestro país, según la época que se trate, se ha tendido a pasar sus servicios de lo público
a lo privado y viceversa, en muchos casos argumentando cuestiones de
eficiencia.
En un
normal funcionamiento económico (no es nuestro caso), una institución privada
es más eficiente que una pública. Aunque la gente que ingrese a trabajar tenga la misma
capacidad, hay una regla de oro en lo que respecta a recursos humanos y es que,
“no se puede tener una alta eficiencia del personal si la retribución a los
empleados es la misma, independiente de lo que produzcan”.
Esto
pasa con los empleados y funcionarios públicos. El sistema, en promedio, tiende a la
ineficiencia, pues termina dependiendo de la buena voluntad del personal más que
de otra cosa. Los despidos también son mucho más bajos, de modo que tanto los
empleados eficientes como los ineficientes permanecen en la institución.
En una
empresa privada pueden trazarse objetivos y haber recompensas por ellos. Además,
la posibilidad de un despido es real, se tiene mayor cuidado de hacer mala
letra.
Ahora
bien, con este argumento pareciera ser que conviene privatizar para mejorar la
eficiencia. Pues no, volvamos a la regla de oro, en general, “no se puede tener
alta eficiencia si la retribución es la misma independiente de lo que se
produzca”. Vale para las personas, pero también
para las empresas.
Si
existen oligopolios y consumidores cautivos, las empresas no tienen una
retribución por aumentar su eficiencia, entonces, no lo hacen. Y a veces peor
aún, si la retribución es fija o surge de acuerdos comerciales y no hay restricción
alguna, tenderán a disminuir los gastos (desinversión), para optimizar su ganancia.
En
algunos casos hay multas por esto, pero tienen varios inconvenientes como:
1- Muchas veces es más rentable
pagar la multa que invertir.
2- Los casos pequeños, pero que son
muchos, no representan multas significativas.
3- La velocidad de ejecución puede
ser muy lenta.
Si la
empresa fuera estatal, como el objetivo principal no es la ganancia sino
brindar un determinado servicio a la comunidad, tenderá a aumentar su gasto
para poder brindar el servicio, pero esto empeorará aún más la eficiencia. Y es
preocupante que se gasten recursos en exceso cuando con ellos podrían atenderse
a otras necesidades del país.
El
panorama es:
Tener
servicios estatales que salen demasiado caros para el país (ineficientes)
Tener
servicios privados que son malos o son caros (ineficientes)
A esto
no le veo diferencia alguna.
Soluciones
posibles:
1- Sólo Privatizar
Sería la solución si y sólo si no existieran monopolios. En otras
palabras, en un mundo ideal serviría, pero en la situación de nuestro país, no.
2- Estatizar pero incorporar normas
de eficiencia similares a las que existen en las instituciones privadas y
asegurarse que se cumplan
Esto es posible, pero suele tener a sectores sindicalistas que se
opondrán y dificultades por corrupción en la tarea de control. Este es el
riesgo que se corre al estatizar, se hace lo primero pero como lo segundo
implica complicaciones varias, no se lleva a la práctica.
3- Privatizar, pero con control estatal
El control debe contemplar que si es demasiado severo ninguna empresa
querrá invertir y si es demasiado liviano, no surtirá efecto. Las reglas deben
estar definidas de antemano, sin variaciones por cuestiones políticas, para que
la empresa quiera y pueda establecer una ecuación económica que le sea
realizable, de este modo aceptará los términos. De parte del Estado con una
comisión de expertos que trace objetivos y herramientas virtuales de control
ciudadano activo del servicio.
Queda claro que el debate
privatizar o estatizar no es el más relevante. Ya han funcionado mal las dos
formas. Pero los políticos se siguen empecinando en debatir sólo eso.
Se le puede atribuir ésto a casi toda la clase política, este extracto minúsculo que descubrí ayer, ejemplifica mucho.
Atribuirle, per se la solución a
una de estas alternativas es faltar a la inteligencia de la población
argentina, que ya ha vivido experiencias de las más duras.
Lo importante es, ¿Cómo hacerlo?
¿Cómo instrumentar y asegurar el
cumplimiento de normas por parte de una organización, mediando para lograr un
funcionamiento armonioso, de utilidad para todas las partes?
Esto no es una utopía, es
realizable, pero implica un trabajo muchísimo mayor que el que la política
viene realizando.
En el corto plazo implica
confrontaciones de poder que hasta el momento ningún gobierno ha estado dispuesto
a afrontar. Tal vez esta sea las razón por las que se demora tanto en poner en
práctica las medidas necesarias para terminar de una vez por todas, con este
problema crónico que recae una y otra vez sobre nuestro país…